La proeza de escribir el Quijote en la cabeza de una cerilla ha quedado
superada. Los genetistas George Church y Sriram Kosuri, de la Universidad de Harvard
en Boston, acaban de escribir un libro en una molécula de ADN, el
mismísimo material genético que los seres vivos usamos como base de
datos desde hace 3.000 millones de años.
El ADN
se revela así como el soporte más compacto, con una densidad de
información muy superior a la de los chips de silicio. Tendría su gracia
que el futuro de la nanotecnología acabara estando en la biología.
El sistema ideado por los científicos de Harvard —cuyo departamento lleva el significativo nombre de Instituto Wyss de Ingeniería Inspirada en la Biología—
es demasiado caro para resultar viable comercialmente por el momento.
Requiere sintetizar moléculas de ADN con la secuencia requerida
(atccagtt...) y después leerlas (secuenciarlas, en la jerga), ambas
cosas con muy alta precisión. Sin embargo, los costes de sintetizar y
secuenciar ADN están
cayendo en picado desde hace años, y de forma acelerada, por lo que el
archivo de datos en ADN puede alcanzar la viabilidad económica en unos
años más. La investigación se publica en Science.
Pero al final Church se decidió por el borrador del libro que él
mismo publicará en octubre, Regénesis, que lleva uno de esos subtítulos
que nadie podrá rechazar: “Cómo la bilogía sintética va a reinventar la
naturaleza y a nosotros mismos”. Church ha inventado de esta forma el
marketing genético, o utilización del ADN como campaña de lanzamiento
editorial. En octubre sabremos si funciona.
Fuente: El País.
Ampliada: http://bit.ly/S5XJkl
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